Esta entrada, en realidad, la tendría que haber escrito hace un par de semanas, pero como se suele decir: nunca es tarde si la dicha es buena.
Hay un anuncio, de Fernando Alonso, concretamente de relojes, en el que el dice (más o menos):
Cuando tenía 17 años no tenía carné de conducirwtf? … me frustraba muchísimo no tener carné por eso me descargaba conduciendo a 250 por hora.
Pobre Alonso, si cualquiera que tenga un coche en condiciones puede conducir a 250 por las carreteras españolas, la velocidad no es un problema siempre y cuando no te pille un radar.
Esto, verdad verdadera, de la buena, puede resultar un poco bestia y a buen seguro que alguien pensará: «¡qué cabrón!, así va el pais con la gente como tú que se pasa por el forro las normas de circulación». Vale, quizás debería haber empezado de otro modo la entrada para no llevar a confusión a nadie, pero es que suceden varias cosas; por un lado yo soy bastante respetuoso con los límites de velocidad, ni tengo un coche que corra tanto, ni tengo dinero para la gasolina que me supondría ni tengo un detector de radar que me evite las multas para las que tampoco tengo dinero. Esta afirmación que hago no ha salido de mi calenturienta mente, ha salido de boca de alguien, de la DGT, con motivo de la nueva reforma de la Ley de Seguridad Vial(PDF).
Si bien no queda claro quien lo ha dicho ni en que momento eso es lo que se puede sacar en claro de la noticia publicada en la edición digital de El Pais el pasado 13 de Diciembre de 2008 (noticia que también habrá salido en la edición impresa porque así lo pone en la versión digital).
Por lo visto en la susodicha reforma pretenden endurecer algunas normas, aflojar en otras, cobrar todas las multas (especialmente sin alegaciones aumentando el descuento por pago exprés) y sobre todo y especialmente importante, el tema de las velocidades y los límites. Según esto se suprimiría el margen de 10 km/h existente, con lo cual circular a 125 ó 130 km/h sería constitutivo de sanción y le darán especial caña a aquellos que llevan un inhibidor de radar y a aquellos talleres que los instalen; por el contrario uno puede llevar un detector de radar y, como decía antes, correr todo lo que quiera siempre y cuando no lo haga delante del aparato recaudador por excelencia (después de cierta sociedad de cuyo nombre no quiero acordarme):
Intentar evitar las multas de velocidad con un sistema antiradar puede salir muy caro. En el proyecto de reforma de la Ley de Seguridad Vial se prevé endurecer el reproche contra quienes intentan burlar la vigilancia con estos artilugios. Quienes lo intenten y sean pillados perderán seis puntos de su carné, se quedarán tres meses sin poder conducir y deberán hacer frente a una multa de 6.000 euros. Se trata del castigo más severo que prevé la norma.
Sin embargo, Tráfico también ha querido dejar claro que esto no afecta a los navegadores o GPS que alertan a los conductores cuando se aproximan a un radar. La diferencia es notable, indican, porque con el antiradar se inhibe la frecuencia del cinemómetro para impedir su funcionamiento y el infractor sigue circulando a toda velocidad; mientras que con los navegadores el automovilista no interfiere en el radar, pisa el freno y respeta la limitación en ese punto. Los cómplices de los infractores bala también tendrán castigo. La ley contempla una multa de entre 3.000 y 30.000 euros para los talleres que instalen los antiradares.
Personalmente me parecen unas declaraciones aberrantes e insultantes, de muy poco sentido común y, cuando menos, vergonzantes para cualquiera de los muchos que no necesitan de la ayuda de una maquinita para cumplir con las normas de circulación.
La noticia completa, en elpais.com.
Pues tienes toda la razón.
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