El ordenador de casa, lo que se conoce popularmente como sobremesa y que nosotros tenemos precisamente debajo de la misma, acaba de conocer un nuevo sistema operativo y de momento se va a quedar así, el elegido ha sido Linux Mint del que había leido bastantes cosas buenas y como no se perdía nada por probarlo ahí lo tenemos, en periodo de prueba con perspectiva de probarlo a fondo.
El susodicho ordenador es como un 109 del Ejército de Tierra, tiene sus años y funciona a base de parches, para ser más concretos no le queda casi nada original, la licencia de Windows Vista, el disco duro y tal vez la fuente de alimentación ya que al anterior sé seguro que se la cambié en su momento pero a este no lo tengo tan claro, cuando se estropeó la placa hace unos años tuve que cambiar el procesador y la caja ya que la original no era compatible con la nueva placa y acabo de cambiarle ahora la gráfica además de añadirle un disco SSD de 128 GB, precisamente para el sistema operativo.
La cuestión es que llevaba tiempo dando problemas, parecía bastante obvio que era un problema de tarjeta gráfica aunque sospechaba que el disco duro también estaba tocado así que en cuanto he podido he ido a llevarlo para ponerle la gráfica nueva, el disco SSD, dejar el mecánico de esclavo (sin formatear) y que me reinstalasen el sistema operativo en el disco nuevo.
Una cosa fácil y sencilla que se suele decir pero como siempre tiene que pasar algo la tienda a la que lo llevo normalmente estaba cerrada, no sé si por reforma, cambio de dirección o qué, simplemente estaba muy cerrada y hubo que irse a otra tienda y como no podía ser de otro modo la cosa se tuvo que complicar de la forma más estúpida posible, que luego los que trabajan en tiendas de informáticas cuentan cosas muy graciosas sobre los clientes pero hay personajes al otro lado del mostrador que tienen su cosillas también.
Para esto nos situamos en el martes pasado, 15 de Marzo a las 12 del mediodía, cuando llego a la tienda elegida y hago mi pedido, para empezar el tendero intenta convencerme de que ponga Windows 7 porque el Vista va muy mal, da muchos problemas y nadie lo quiere.
Superado el primer escollo porque no voy a comprar una versión nueva de Windows (que igual me lo ponían sin comprarlo, ya llegaremos a ese punto) se me informa de que disponen de todo lo que quiero y que, seguramente, el ordenador esté listo esa misma tarde. Allí les dejé el ordenador con la clave de Windows Vista apuntada para la reinstalación. 24 horas después me llaman de la tienda para preguntarme si quería el Vista e insistir en lo mal que va, que normalmente ponen el 7 y todo el rollo otra vez, tener que insistir en que me reinstalasen el sistema que ya tenía empezaba a tocarme mucho la moral; en fín, sin problemas, si quiero Vista me lo ponen pero que no se hacen responsables si luego no me funciona bien.
No le di mucha más importancia al asunto, Vista no será el mejor de los sistemas operativos pero a nosotros siempre nos ha ido bien, más que de sobra para el día a día.
Del «seguramente esté listo esta tarde» llegamos al jueves por la tarde, no es que yo sea especialmente impaciente pero ya me estaba escamando que tardasen tanto así que me presento en la tienda a ver cual es el problema, que ya lo sospechaba yo pero quería asegurarme y no era otro que la ausencia del sistema, no tenían copia de Vista y tuvieron que descargarla; en ese momento estaban instalando el sistema pero como no podía esperar a que terminasen simplemente me fui no sin antes dejar claro que me parecía fatal que no me hubiesen informado de que no disponían de una copia de Vista, si en su momento alguien pensó que la tenían y luego resultó no ser así debían haberme avisado ya que podía prescindir de que me la instalasen, para bajarla también lo podría haber hecho yo o haberme buscado otra alternativa. Al rato me llamaron para decirme que la instalación había fallado (sic!) que iban a bajar un par de copias más y al día siguiente lo tendría listo sin falta.
Y por fín así fué, el viernes pude ir a recoger el ordenador el cual para mi sorpresa funcionaba como el mismo culo pero no nos alarmemos aún. Aunque pudiésemos pensar que el problema era de un sistema operativo que hasta ese momento no había dado ningún problema y que en la tienda tenían razón la verdad es que para empezar los genios no me instalaron una copia limpia con mi clave, me instalaron un Vista pirata con aplicaciones que ni pedí ni quería y ni se molestaron en cambiar la clave. No sé que le pasaba a aquel sistema pero había procesos en segundo plano comiéndose la CPU como si no hubiese un mañana, por suerte no me cobraron nada por la instalación del sistema operativo porque hubiese el colmo y habría tenido que ir con el bidón de gasolina que guardo para acontecimientos especiales.
Linux Mint, el escogido
Como aquello no tiraba pasamos al plan B, escogí Linux Mint entre los cientos de opciones disponibles y me dispuse a quitar el Vista ese raro que me habían puesto; tras crear un precioso posavasos con un DVD de la versión 17.3 «Rosa» y varios fracasos intentando crear un pendrive instalable conseguí finalmente hacerlo con la versión 17.2 «Rafaela», aquí creo que el problema era el portátil desde lo estaba intentando ya que finalmente lo hice desde Vista (fué para lo único que sirvió) y porque el programa no permitía descargar la última versión de Mint, nada del otro mundo, un mal menor.
Instalé la versión basada en Ubuntu con escritorio Mate, a nivel de software viene muy completa y hasta el momento la única pega es que no he podido configurar el scanner, todo lo demás hasta donde sé va perfecto y además como está en el disco SSD va rápido.
Por la versión de Mint no hay problema, en cuando hice un par de actualizaciones tuve disponible la actualización a Rosa, por lo visto en Mint hay una especie de jerarquía de actualizaciones que aún no entiendo muy bien pero parece que he llegado al nivel correcto en poco tiempo.
Por lo poco que he visto en esta semana me parece una buenísima opción para el escritorio y especialmente para los que se animen a probar una distro GNU/Linux por primera vez, se puede probar perfectamente desde el disco de instalación antes de dar el salto definitivo y la misma no tiene ninguna complicación, con el instalador gráfico es ir paso a paso y antes de que uno se dé cuenta tendrá su nuevo sistema operativo funcionando.
Grub al rescate
La magia de las distribuciones no tiene fin, recordemos que compré un disco SSD nuevo donde instalar el sistema operativo y dejé el mecánico de esclavo sin formatear, esto quiere decir que sigo teniendo el Windows Vista en el ordenador y cuando arranco el equipo puedo elegir en el grub si quiero cargar Mint o Vista; el problema es que como sospechábamos en casa el disco mecánico no va del todo bien y a veces cuando el equipo lleva un tiempo inactivo hace que el sistema se cuelgue pero por lo demás Windows Vista sigue funcionando tan bien como siempre, si clonase la partición al SSD simplemente volaría aunque eso de momento no va a pasar ya que hemos decidido que sea Mint el sistema principal y si acaso no conseguimos hacer funcionar el scanner hacerlo en Vista cuando sea necesario.